Existe una constante que el investigador encuentra cuando lee los antiguos manuscritos, no una, sino docenas de veces: la reunión - por ...

El Disolvente Universal o Alkahest para disolver el oro


 

 
Existe una constante que el investigador encuentra cuando lee los antiguos manuscritos, no una, sino docenas de veces: la reunión - por no decir mezcla - de un elemento de extrema fijeza con otro de extrema volatilidad. 
 
En otras palabras: sales fijas y sales volátiles. Representado muchas veces como un ser Andrógino:





Pero la lámina que mejor lo describe, en mi opinión, es la del tratado mudo de Aurora Consurgens, esta misma:



¿Por qué lo digo? Por los detalles de apreciar: una parte del andrógino tiene una liebre o conejo, jeroglífico de tierra, de fijeza, y el otro sujeta en su mano una suerte de murciélago, jeroglífico del aire, de volatilidad.

Y es la unión de tales materias que nos ofrece una nueva, que algunos llamaron nuestro Mercurio niño o Diana. Esta materia doble (Rebis) sería de utilidad para elaborar un disolvente para el oro, en el caso que nos preocupe utilizar el oro para liberar sus nanopartículas.
 
Analicemos cada reino y su forma de proceder según los textos antiguos. Me basaré para dicho examén en los siguientes manuscritos: Revelación cabalística de una medicina universal del vino, de Seur Gosset, Circulación menor y mayor de Urbigerus, el manuscrito de San Dunstan , el libro de Bosom de Ripley, el tratado del oro de Agrícola, los Diarios privados de Starkey, y las experiencias de conocidos alquimistas como Lynn Osburn, Darren o Talal
 
 
EL PROCESO URINOSO
 
Obtener el Alkahest de orina se encuentra en varios manuscritos, especialmente en los de Ireneo Filaleteo y Agricola

La destilación de orina fermentada nos deja en poder de una sal volátil identificada hoy día como carbonato de amonio. Esa sal volátil al reunirse con la sal fija que queda en el caput, que habrá de ser calcinado, conforma el disolvente para metales como el oro con el que es posible arrebatar su tintura color ámbar. 
 

 
Ahora bien, es Agrícola el que dice que si haces la pirolisis al caput, en vez de quemarlo en el exterior en crisol, obtienes el auténtico mercurio del reino animal con el que afirma curar incluso enfermedades como los cálculos en los riñones.  
 
El espíritu de la orina de Mercurio es una excelente medicina para todas las enfermedades pulmonares, porque las limpia a fondo y las libra de la baba que es la causa de la tuberculosis, el asma y otras enfermedades graves. Si se toma de ella una sola gota en un líquido como el hisopo, la melisa o el agua carbobenédica, también expulsa el cálculo, pero sin ningún sufrimiento. Lo disuelve, ya que el cálculo es tártaro salado. El tártaro espiritual lo busca y lo domina. Siendo un espíritu, lo penetra y lo licua, obligándolo a pasar junto con él por el uréter y la vejiga. Podría contar muchos ejemplos de esto, cómo curé a personas de altos y bajos rangos con él, pero de eso se hablará más en su lugar.
 
El proceso completo lo pueden encontrar en su libro citado precedentemente. Ese mercurio del reino animal tiene un parecido con el del reino vegetal que ahora analizaremos. Pero antes bien, acá vemos lo mismo mencionado al inicio: la reunión de una sal fija con una sal volátil. Y la posibilidad de extraer por pirolisis algo del núcleo de la materia con propiedades medicinales.

 
EL MERCURIO DEL REINO VEGETAL
 
Siempre se habló que es el alcohol, pero no lo es. El mercurio es otro.
 
Cuando efectuamos una pirolisis controlada a una biomasa vegetal se desprenden dos menstruos, uno blanco y otro rojizo. Primero asciende un humo blanco y luego amarillo o rojizo. El resultado son estos dos principios: 
 

Tras la primer rectificación se diferencian mejor los dos principios



Si rectificamos ambos, ascenderá una sal volátil hermosa, además de un mercurio auténtico del reino vegetal, transparente , y un aceite dorado. 
 

 



De nuevo, tenemos una sal volátil trepadora y una sal fija que quedará en el caput para posteriormente calcinar. Ese mercurio a decir de palabras de Lynn Osburn, ofrece una extraordinaria claridad mental , y por supuesto, tiene una contraparte medicinal, pero hay que fijarlo dentro de ambas sales, sino es nocivo. 
 
Lo que él hace, siguiendo a Norton y a Ripley, y que recomiendo leer en su Las metamorfosis del León Verde,  es embeber con dicho mercurio transparente una vida mineral que ha hecho crecer sobre la Calx del caput a la que incubó con el vinagre destilado del acetato vegetal. Este proceso de creación de la vida mineral o "azufre de naturaleza" puede llevar un tiempo.
 
Sin embargo, en el texto de Dunstan menciona que se puede utilizar cualquier cuerpo o "recipiente" para ese mercurio, y en reiteradas ocasiones menciona la cáscara del huevo que, como sabemos, se compone de carbonato de calcio. 
 
También dice que puede ser cualquier Calx de metal. Esto daría, según el menstruo que se utilice (transparente o dorado) la piedra al blanco o al rojo, según se use la Luna (menstruo transparente) o el Sol (menstruo rojo/dorado). 
 
De igual idea es Ripley en su libro. Simplemente comparen ambos textos: 
 
 “Toma ya sea la mitad o la totalidad de este Azufre de la Naturaleza arriba dicho, y disuélvelo una vez con nuestro Mercurio rojo. Congele de nuevo, y luego séllelo en un Chernia y déjelo en Incineración (o cenizas) hasta que esté completamente digerido, y hasta que se haya puesto el Color Púrpura o el Carro Ardiente. Luego poner en él tanto Fermento de Sol, cuando es Fermento de Fermentos, como pueda contener la cuarta parte de dicho azufre; luego fíjalos juntos bajo el fuego en un recipiente fijador, que estará bien hecho en tres días, y cuando se conviertan en un polvo rojo muy fino, luego Mojar esto es, embeberlo con el aceite rojo de nuestra piedra, que es nuestro Rojo Mercurio y Rojo Lunar, y Fuego de la Piedra, y continuar haciendo en todos los puntos como en la gran obra antedicha hasta que la piedra sea dura, transparente, en color como un rubí o un jacinto que fluye en el fuego y no se evapora; entonces tendrás, con menos trabajo y gasto de tiempo, la Piedra Roja perfecta, por lo cual da gracias a DiosRipley 
 
“Poner en un Circulatorio una onza de la cal de las Cáscaras de Huevo muy bien reverberada, y verter sobre ella Mercurio blanco o rojo hasta cubrirla; luego pellizca el vaso, o tápalo con un laúd ....circulando en balneo, hasta que se seque en polvo. Hecho esto, echar más observando el mismo orden hasta que se haga aceite; esto convierte a Mercurio y a los demás Metales en perfectísimos Sol y Luna, según la naturaleza y disposición del Elixir. De la misma manera puedes hacer circular nuestro Mercurio sobre las Calx de los Metales.”, Dunstan 
 
El azufre de la naturaleza, para Ripley, puede ser la sal volátil que pasa en la rectificación de los dos principios (menstruos blanco y rojo), y nos advierte que aquí hay un camino breve (pues claro, evitas la fastidiosa calcinación del caput y su posterior germinación). 
 
En estas materias estaría contenido el secreto del famoso León Verde, pero todavía sigo experimentando y por el momento lo que investigué prefiero mantenerlo en privado. Lo cierto es que la Gemstone de Osburn explica mejor cómo utilizar las sales fijas y las sales volátiles en unión al mercurio extraído por pirolisis. Sugiero la lectura de este autor y alquimista para mayor información.
 
Ahora bien, como en los procesos de Ripley/Norton/Dunstan no es necesario oro vulgar ni plata vulgar, estos fermentos son extraídos de los principios. El aceite dorado es el fuego, el azufre, el Sol, el Oro, y el agua transparente es el Mercurio, el vapor blanco, la Luna, la Plata. Ambos son, según estos autores, nuestros azufres y mercurios filosóficos. 
 
De esta misma tesitura es Theodorus Mundanus que menciona la “pirotecnia” como la técnica específica para liberar el Sol y la Luna: 
 
"Del nuestro sujeto que tiene en sí mismo una tintura blanca y una roja, ambos por el trabajo de pirotecnia se puede hacer". 
 
El sujeto de Mundanus, es el caput que queda después de destilar y cohobar la orina fermentada. La acción de la pirotecnia, (o pirolisis) sobre la materia desprende estos dos principios a los que llama tintura blanca y roja. ¿Y acaso no son los mismos que encontramos en una biomasa vegetal? E incluso más, siguiendo a Gosset: ¿en el caput del rocío no hallamos estos dos principios también como bien se encarga de declarar cuando hace una pirolisis de las sales de rocío? 
 
En suma ¿acaso no son constituyentes universales de todas las materias?. ¿Será por eso que el sabio nos decía que la Piedra estaba en todos lados y precisamente nos dijo una y otra materia porque en definitiva estaba en todas?. 

Parece que el proceso de la pirolisis despierta esta posibilidad tan explorada por Lynn Osburn en sus libros y experiencias. Y no es casual que varias láminas antiguas nos lo señale:




Como vimos, en el reino vegetal la pirolisis misma nos proporciona los fermentos de Sol y Luna, donde no es necesario que se utilice un metal vulgar. Tampoco le hace nada al oro estos solventes porque lo probamos. 

Únicamente el disolvente del reino animal, esa unión de carbonato de amonio y sal fija (de la familia del sodio) nos ofrece un licor para extraer del oro su tintura dorada. Pero el efecto lo aporta el ión de amonio a las nanopartículas del oro y medicinalmente no ofrece otra cosa que lo que el amonio pueda producir en el organismo de lo cual Glaser y otros hablaron in extenso (véase Espíritu de Mindererus),



 
EL MERCURIO DEL REINO MINERAL
 
Aquí se encuentra un malentendido. Porque el mercurio del reino mineral no se encuentra en los acetatos como comúnmente se entiende, sino que forma parte de la sustancia primordial del aire.

Pero veamos cómo se trabaja.

Se piensa que el caso del mercurio del reino mineral tenemos que trabajar con acetatos obligatoriamente, que casi siempre nos dará un vinagre radical o la acetona. 

Lo mismo, habrá que separar el rojo del blanco y reunirlos en la materia desecada/calcinada del caput. El libro El Cielo de los Filósofos lo aborda en detalle, lo mismo que Las memorias de Delocques.

Ahora bien,  en el caso del acetato de zinc obtuvimos la apreciada Acetona (para fabricar un Aceite de Oro como catalizador), pero el aceite rojo denso no subió y el matraz no toleró la temperatura máxima del manto calefactor de 450 grados y se empezó a quebrar el vidrio. 
 
En cambio en una biomasa vegetal a menos temperatura se desprendieron los dos principios , el mercurio blanco y el rojo (el pestilentoso), que contienen nuestro Mercurio (Luna) y nuestro Azufre (Sol) además de la sal volátil (sal armoniacal, la sal que produce armonía) que es el cuerpo donde se depositarán ambos elementos. 
 
Los experimentos que he hecho en el reino mineral o metálico solo sirvieron para confirmar mi tesitura: que no sirven para nada y que nuestro Mercurio está en el aire como declaré hace ya tantísimos años. 

La acetona, por más que lo quiso ver así Becker, no produce otra cosa que hedores en la orina del que la consume y las curaciones no van más allá del placebo (algo no del todo estudiado en la época de Becker). 
 
Ahora bien, respecto a los dos principios (Sol y Luna), los antiguos quizá lo vieron así:  considerando que los dos principios estaban en todas las cosas, en algunas más fáciles de extraer que en otras, descendieron la "escalera de lo sabios" para buscarlos en una materia despreciable y vil. Y de ahí provienen, probablemente, aquellas alusiones y la confusión en la alquimia. De no entender realmente donde debemos focalizar nuestra atención y que ahora veremos.

 

EL MERCURIO DEL REINO UNIVERSAL

 

Como vimos, la reunión del principio fijo (o sal fija) con el principio volátil, (o sal volátil), nos ofrece a fin de cuentas una sal doble, llamada en varias ocasiones Mercurio niño o Diana (1)

Ahora bien, llegar a esto no es sencillo. Se necesitan mantos calefactores, cristalería de química moderna, y un largo tiempo que dedicarle. Además, lo que más me molestó es que se arruina rápidamente la cristalería, que es muy costosa, y se ensucia tanto que se pierde muchísimo tiempo limpiándola. Los hedores tampoco son los mejores en estos trabajos.

Pero esto no sucede cuando condensamos el Mercurio auténtico del reino universal que, a estas alturas ya debemos saber cual es ese reino.

Hay dos maneras de obtenerlo. Una vulgar y otra filosófica. 

La vulgar es a través de un imán apropiado, una sal higroscópica, que se aprovecha a exponer en las fechas más convenientes de primavera. Algunos calcinan muchísimo la sal marina para dejarla rosada y usar esta sal para exponer al aire. Otros usan las sales de potasio de las cenizas muy lavadas y cristalizadas. Y otros trabajan con la sal del caput de la orina a la que someten a numerosos solve et coagula para dejarla más "receptiva" a la influencia nocturna.

Esto forma un agua para trabajar directo con el oro vulgar que, en noches de buena atracción, llega a pudrirlo, pero que en la mayoría de las veces no le afecta en nada. 

Cuando se utilizan estos imanes la contraparte fija del imán puede ser un gran contaminante: está especificado y nosotros buscamos el espíritu libre de ataduras.  Pero sí, si se lo preguntan, al atraer la sal sutil del aire forma de nuevo el andrógino y puede sernos útil de alguna manera.

Y esto que ocurre es lo mismo que sucede con la orina, la pirolisis de biomasa vegetal, etcétera.
 
Esta materia fija al contacto con el nitro del aire se oscurece y posteriormente bajo un método oculto se blanquea  para, finalmente, extraer de la blancura la rojez. Este proceso es el que realizó el alquimista español Weizsacker y que , según sus palabras, le permitió coronar la obra. Pueden leer nuestro trabajo aquí mismo.
 
El problema es que el producto obtenido aquel alquimista lo consumió en grandes dosis y , como hay un derivado del potasio, acabó con su vida. Además, no lo utilizó con el fermento del oro vulgar para extraer la semilla o esencia del sol como propone Basilio Valentín y otros muchos autores. Para él como para muchos otros, nuestro oro es la sal misma que interviene en el proceso.

Ahora bien, el proceso filosófico es el más secreto de todos. Algunos indicios lo vemos en textos como Recreaciones Herméticas La nueva Luz química, Papeles inesperados sobre el agua de vida, etc.  Yo tiendo un hilo de Ariadna en mi último libro DMT: el gran Elixir rojo de los antiguos y su forma de alcanzar la inmortalidad



 
EL PROCESO DE GOSSET DEL ALKAHEST
 
Lo propuesto por Gosset sigue la misma línea de lo que venimos hablando. Pero en este caso es el alcohol y el tártaro (sal residual de los toneles de roble) lo que reúne para luego lograr volatilizar la sal fija. 
 
Pero si reúnes alcohol de uva con sal tártaro (carbonato de potasio) no sucederá nada absolutamente. Existe muchísima literatura que afirma que un volátil y un fijo aporta uno al otro para que suceda, pero en la experiencia nunca pasa.

Lo que sí sucede es que el alcohol pasa del color blanco lechoso al rojizo intenso.




 
Como digo, trabajo de este hombre inicia con la convivencia del alcohol con la sal fija por espacio de un mes. Luego la destilación. Luego la cohobación, de nuevo convivencia, de nuevo destilación. Y esto repetido tantas veces que la sal fija en el proceso pase volatilizada. 
 
Pero pueden hacerlo y verán que nunca se hará volátil la sal. Está repleto de procesos inservibles la alquimia que solo hacen perder tiempo a sus practicantes.
 


 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
(1)"La unión más íntima, de este espíritu con la Sal, le da cierto tipo de volatilidad, para que se sublimen juntos por lo que hacen aquella incomparable Sal Armoniacal, o Azufre blanco de la Naturaleza, que se llama nuestra DIANA.", La quintaesencia de los filósofos, Theodorus Mundanus