La verdadera tintura espagirica solar



Se dice que la luz del Sol trae consigo espĂ­ritus puros que tienen la mayor afinidad con las partes sustanciales del alma humana. Por tal motivo, en el pasado, cuando los seres humanos se sentĂ­an dĂ©biles o afectados por alguna enfermedad, recurrĂ­an a la lluvia de luz solar en sus cuerpos, para restaurar la salud. 

Este es el motivo por el cual, para la tintura que ahora voy a explicar, conviene seguir el consejo solar. Obtener el Pulvis Solaris es siempre complejo, pero se puede abrevar del sol de esta manera con resultados extraordinarios. 

Fue el mĂ©dico inglĂ©s conocido como Lionel Lockyer (1600-1672) quien fabricĂł una pĂ­ldora que decĂ­a era extraĂ­da de los rayos del sol, a la que llamĂł “medicina de naturaleza solar” que lograba vivificar los espĂ­ritus vitales de la persona, y en cuya composiciĂłn, entraba, cuando no, el nitro y el antimonio. Simplemente lo que hacĂ­a era calcinar desde un lente de aumento tal producto para volverlo apto para el consumo. 

Esto nos deja, como sabemos, una sustancia diaforĂ©tica. Otro especialista llamado Lorber intentĂł algo parecido, utilizando el factor curativo de la luz solar al vincularlo con la materia a la que se la expone. Lo que hace es solarizar las materias que posteriormente serán ingeridas por el paciente. Su truco, digámoslo asĂ­, consiste en colocar la materia en frascos de vidrio azul-violeta que captarĂ­an mejor lo buscado del sol. 
 
LA TINTURA REAL ESPAGIRICA 


Hacer una tintura no es algo tan simple como poner alcohol y la planta y esperar que macere todo. Es conveniente siempre utilizar la planta fresca, porque tiene agua en su sistema y por lo tanto, hay energĂ­a de la luz solar concentrada. 

La clave es poner la planta fresca con alcohol al 70 u 80% (si es seca, al 60 o 70%) y dejar 9 semanas en maceraciĂłn agitando todos los dĂ­as periĂłdicamente. Si es el caso que no tienes una planta fresca la puedes dejar al sol todo este tiempo a que se vaya cargando de la energĂ­a de nuestro astro. 



Una vez transcurridas las semanas, se separa el liquido que tendrá un color oscuro penetrante, y las heces restantes se las calcina filosĂłficamente: a travĂ©s de un dardo solar poderoso y un espejo cĂłncavo. Esto permitirá que las heces se vuelvan blancas y en el proceso absorban la energĂ­a del sol. 

Una vez blancas las introducimos de nuevo en nuestra tintura, de ser posible, calientes. La sal de las cenizas blancas se disolverá en el lĂ­quido (en la parte acuosa del mismo). Lo dejamos al sol una semana más. 

Transcurrido este tiempo, separamos, calcinamos de nuevo lo que queda de más grueso, y volvemos a reunir en caliente las cenizas con el lĂ­quido. Lo repetimos este proceso 3 veces en total hasta tener una soluciĂłn bien saturada. 

Se deja la tintura en calor febril de 37 grados que podrĂ­a ser el del sol mismo, para que precipite lo más grosero. Luego se decanta, se filtra cuidadosamente, y se guarda para conservar esta tintura con todas sus virtudes solares impregnadas. 

De nada.



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