El oro astral incorporado en nuestro Mercurio



Uno puede dudar de todo lo que los antiguos maestros decĂ­an, sobre todo cuando hablaban de manera criptica. Por ejemplo, Alexander Von Suchten, nos decĂ­a estas palabras en su libro del antimonio

“asĂ­ que entiĂ©ndalo tambiĂ©n con respecto a este Mercurio, debe ser madurado desde el Cielo, no por nuestros Fantásticos Calores de primer, segundo, tercer y cuarto Grado: nuestros Fuegos Artificiales no traen beneficio aquĂ­, por lo tanto no será digerido en arena de Baño MarĂ­a, cenizas o estiĂ©rcol de caballo, sino sĂłlo del cielo.” 

El lector neĂłfito en la alquimia no comprenderá absolutamente nada.¿ QuĂ© significa “este Mercurio”, o ser “digerido” o “madurado desde el cielo”?. 

Para el que leyĂł la obra no una, sino al menos 3 a 4 veces, las brumas se disipan. Comprende claramente, y no porque lo diga ahora yo, que el autor cuando hablĂł del Mercurio se refiriĂł al rĂ©gulo de antimonio, que licua a baja temperatura y se comporta en todo sentido como el mercurio vulgar de los termĂłmetros. 

Y si sigue reflexionando comprenderá que “madurado desde el cielo” no significa otra cosa que inyectarle un fuego solar, o efectuar lo que LimojĂłn de Saint Didier denominĂł calcinaciĂłn filosĂłfica. Y que consiste en este mismo ingenio: 

Foto gentileza de Balti



¿QuĂ© sucede cuando se le aplica este fuego celeste y solar? Pues que empezamos a hacer la Obra del Sol, como refiere la Tabla Esmeralda. Y que Suchten describe tan bien en su obra precedentemente citada: 

 “Primero lave la Materia Medicinal con sus manos, luego siembre el Oro en ella, y que crezca por la bendiciĂłn de Dios, y en la cosecha separe y conserve la Medicina de su Cuerpo, para lo cual tambiĂ©n se requiere operaciĂłn manual; porque Dios no nos hace pan de maĂ­z, ni vino de uvas, el panadero y los fabricantes de vino deben hacer estas cosas. Dios permite que la plata crezca del Mercurio para nosotros, y la da en nuestras manos, para que podamos hacer más Sol fuera de ella con nuestras manos, porque en esta Luna está nuestro Sol, como el MaĂ­z en la Espiga y el Tallo” 
 
Para entender quĂ© nos está diciendo cuando habla de Luna, debemos leer y releer su libro y se comprenderá fácilmente. Pero sin el auxilio de la práctica será difĂ­cil llegar a la verdad de sus palabras. Porque reciĂ©n cuando el Sol invade la materia, como dice Suchten: “tan pronto como Mercurio percibe el poder del Dios Sol, ya no es Mercurio, sino Luna” En imágenes será más claro: 

 




El blanco lunar.

Pero ¿quĂ© está sucediendo en nuestra sustancia? El Mercurio está llenándose por completo de pulvis Solaris, o bien , del oro astral, cuyo significado pueden encontrar en el texto El Triunfo HermĂ©tico. A medida que acontece este fenĂłmeno, el Mercurio aumenta de peso, y comienzan a surgir las agujas esperadas del nitro solar, de nuestro oro autĂ©ntico, la panacea tan deseada. 





 
El resto lo dice Suchten o mejor todavĂ­a, Limojon De Saint Didier: habrá que recurrir al agua del mar de los sabios para extraer la medicina soberana. Pueden encontrar mayor informaciĂłn en mi libro Los Secretos del DragĂłn, editado a todo color. Los interesados me escriben por aquĂ­ , Instagram o email. 
 
Lo que debe quedar claro de esta exposiciĂłn, es que el oro se encuentra en nuestro Mercurio, si no fuera asĂ­, no se volverĂ­a un imán del oro astral del cielo, como la experiencia ha demostrado hasta la saciedad. Por eso, nos dice LimojĂłn: 

Después de esto, ya no os será difícil concluir que el Oro metálico no es el de los Filósofos, y que no es sin fundamento, que en la disputa de que se trata aquí la Piedra le reproche, que no es tal, como piensa que es: sino que es ella, la que guarda en su seno el verdadero Oro de los Sabios, es decir las dos primeras clases de Oro, de las que acabo de hablar: pues, debéis saber que siendo la Piedra la porción más pura de los Elementos metálicos, después de la separación, y de la purificación, que le ha hecho el sabio, de ello se desprende que es propiamente el oro de la segunda especie; pero cuando este Oro perfectamente calcinado, y exaltado hasta la limpieza, y la blancura de la nieve, adquiere por el Magisterio una simpatía natural por el Oro astral, del que se ha convertido visiblemente en verdadero imán, atrae, y concentra en sí mismo una cantidad tan grande de Oro astral y de partículas solares, recibidas de la emanación continua que de ellas se hace en el centro del sol y de la luna, que se encuentra en la disposición próxima a ser el Oro vivo de los Filósofos, infinitamente más noble, que no podría ser vivificado por nuestro Oro vivo y por medio de nuestro Magisterio..

 Que les sirva a sus propĂłsitos

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