Un texto muy curioso, conocido como Arcana Divina, explica en sencillas palabras la utilizaciĂłn del Fuego Solar, en un aparato que describe su fabricaciĂłn, muy semejante al que usara en su dĂa W. Homberg, este mismo:
En el texto menciona esto:
“Sabed pues que esta obra de la naturaleza no es otra cosa que el espĂritu universal del mundo que se insinĂşa, casi que invisiblemente, en todos los hombres y en todos los seres vivientes, pero que se hace visible y corporal cuando se une a los elementos de la tierra, coagulándose allĂ en una sal nitro, la cual está destinada a la generaciĂłn, el crecimiento y a la conservaciĂłn de toda cosa.”
De lo cual estamos de acuerdo, el nitro segĂşn el corpus alquĂmico, es la manifestaciĂłn del espĂritu del mundo. No es una novedad, porque ya lo decĂa el adepto Nicolas Valois en su tratado Los Cinco Libros. Pero ahora menciona una mezcla de Nitro con Cal viva lo que le da una sustancia a la que calcina filosĂłficamente, esto es, a travĂ©s del poderoso dardo solar de su Artefacto.
Dice:
“Tomad del Nitro comĂşn bien cristalizado, mezclad allĂ cal viva, hacedlos enrojecer juntos en un crisol bien sellado, luego machacad esta masa. Lavadla con agua caliente, filtradla, evaporadla hasta que la mitad haya cristalizado. Luego tomad estos cristales, ponedlos de nuevo al calor vivo. Repetid esta operaciĂłn 3 o 4 veces, luego fundid estos cristales en un crisol muy limpio delante de nuestra máquina por el fuego de la naturaleza. Ellos (los cristales) se harán tanto Ăgneos como magnĂ©ticos como si usted los depositara despuĂ©s en cápsulas largas, o en vasos semejantes bajo nuestra máquina en un dĂa de buen tiempo con sol, y se les diera el 3er grado de nuestro fuego, conseguirá en una hora de tiempo más de dos pintas (0.95 litros) del más puro, del más bendito rocĂo del cielo, o espĂritu del mundo. Tan pronto como haya recogido este espĂritu, lo conservará en una botella bien tapada en un lugar separado. DebĂ©is poner por lo tanto por separado vuestros cristales magnĂ©ticos en un recipiente de vidrio (una botella), y lo conservareis asĂ para su prĂłximo uso.”
Pues bien, lo que está realizando no es otra cosa que calcinar los cristales de nitro y cal viva. Cuando los mezcla, anteriormente, para purificarlos, está formando una suerte de Nitrato De Calcio + Ă“xido De Potasio ( aunque en la calcinaciĂłn tal vez derive a un carbonato.) Pero lo cierto es que, al aplicar el dardo solar, con su Aparato, a los cristales dentro de “cápsulas largas” obliga a producir una destilaciĂłn en seco (o destructiva).
¿Por quĂ© cápsulas largas me he preguntado?. La explicaciĂłn es simple.
Mientras más largas las cápsulas, más espacio para la condensaciĂłn del espĂritu que, más que atrapar, despedirĂan los cristales de nitro y cal viva.
Esos cristales al darles el dardo solar despedirán vapores que se condensarán en los sectores más frĂos de la cápsula. Esto porque el fuego solar se focaliza en un punto especĂfico, y no es homogĂ©neo a toda la cápsula.
En sencillas palabras, lo que está haciendo Arcana Divina es lo mismo, pero de manera tal vez más filosĂłfica, al usar el fuego del cielo, que lo que enseña Nicolás Valois en su texto: extrayendo del nitro aleado a la cal viva un espĂritu, más precisamente lo que podrĂa tratarse de un derivado del ácido nĂtrico.
Este es el espĂritu del mundo, a fin de cuentas, para el autor de Arcana Divina y para Nicolas Valois. No es el nitrito de amonio, o nitrum aĂ©reo que se forma con el rocĂo, ni tampoco es el nitro solar, o pulvis Solaris, ni mucho menos es una influencia magnĂ©tica que ocupa todo en torno a la obra, como describe Thot en su tratado, ni tampoco el verde del LeĂłn Verde. Es una suerte de ácido, al cual lo somete de nuevo a los rayos del sol y lo evapora hasta dejar una sal, y esa sal, dice el autor de Arcana Divina, es la Piedra Filosofal.
Dice:
"A este espĂritu del mundo puro y azul celeste, y comenzamos a aplicar sobre Ă©l, muy despacio delante de nuestra máquina los rayos destilatorios, luego los calcinatorios de nuestro fuego mágico astral de la naturaleza, y esto tanto tiempo hasta que sea completamente coagulado en sal celeste. Alcanzado este punto, aplicamos en la parte superior el fuego entero de nuestro fuego y continuamos hasta tanto esta sal sea reducida a cristales, o a una piedra completamente redonda como una bola fija que no se mueve más, y que presenta los más hermosos colores celestes en sumo grado, algo que puede realizar en 2 o 3 horas. Y es asĂ como usted podrá culminar con la ayuda de Dios la obra más sublime, y poseerá lo universal y la piedra filosofal, y al mismo tiempo la facultad de prolongar, o de abreviar su vida, de ser eternamente feliz o desgraciado, segĂşn haya hecho buen o mal uso, abusando de este sublime don de Dios. Mirad siempre hacia adelante y no hacia atrás si querĂ©is contemplar y penetrar las maravillas de vuestro Creador, que por su gran bondad, ha impregnado todo en el sublime misterio de la piedra filosofal."Dejo a consideraciĂłn del lector el asumir si la piedra podrĂa ser aquel ácido seco, que debe dejar una costra/caput semejante a este:
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