Los secretos del Dragón

Desde aquel lejano día en que leí la crónica de Helvetius sentí que si el secreto de la Piedra estaba en algún lado, a no dudarlo, debía estar en aquel relato. Me hice con el Becerro de Oro, lo analicé una y otra vez sin descanso.

Finalmente concluí, en virtud de innumerables trabajos que me apoyaron, como debía hacerse y con qué. Pasaron los años, pero constituí conmigo la idea de que si alguna vez era necesario hacer la Gran Obra alquímica de forma rápida, esta debía encauzarse por lo dicho a Helvetius por aquel misterioso maestro que lo visitó en el año 1666. En tanto, continué mis diligencias investigando sobre líquidos exóticos, aguas con propiedades curiosas, pero jamás dejé de ver de soslayo y recordar aquel relato.

La Piedra que sujetó Helvetius con sus frágiles dedos, del mismo color y aspecto que la que Alexander Sethon utilizó para transmutar delante de un nutrido grupo de personas, es la que se logra con el Dragón, y su procedimiento, detallado, esclarecido, incluida la historia del mismo, se encuentra en este mismísimo libro.

La piedra: una masa vidriada, pesada, color amarillo limón. Después de más de 400 años oculta, revelo la operatoria por fin para que cualquier persona, con el mínimo de elementos, pueda llegar a realizarla en un espacio abierto.

Sí señores: confieso el secreto de la Piedra Filosofal tal y como la presentó en su día aquel visitante misterioso que conversó con Helvetius.

Es el libro que me habría gustado leer cuando compré el libro de Robert Bartlett que en mi opinión es totalmente estéril para la Opera Regale.

Este libro lo pueden adquirir aquí mismo (escríbanme por Telegram o en la casilla aquí al lado: el viejo email no está andando bien).

La publicación es a todo color. Y en fotos podrán ver, paso a paso, caritativamente, cómo el Sello de Cristal de Hermes se colorea de los maravillosos rayos del Sol Metálico, parafraseando al adepto que visitó a Helvetius.

No lo comercializo en PDF, (y por el momento tampoco en KINDLE ), porque como ven, Amazon se queda con mucho % de la venta en Kindle:

El autor, es decir, un servidor, que le costó esfuerzo, tiempo, dedicación, y el peligroso trabajo de horno para elaborar el libro termina ganando nada comparado con lo que gana Amazon por nada más prestar su plataforma para el intercambio del manuscrito digital. Ni siquiera es 50 y 50. Es la triste realidad editorial, siempre injusta al autor, y la razón del valor de los libros que actualmente tengo en dicha plataforma.

Por eso decidí publicarlo en papel, gestionar todo yo mismo, y tener mayor calidad, con la posibilidad de imprimirlo en color.

Pero debido a que varios lo quieren de inmediato, es decir, YA, de forma digital, lo voy a tener también disponible en Kindle.