Glauber llegó a una conclusión que nos parece un poco espagírica, pero que sin duda estuvo influida por la observación de que el salitre se forma espontáneamente en lugares húmedos y oscuros como si se tratara de una coagulación espontánea del aire.
Para el autor del librito Concordancia-mito-fisico-cabalo-hermetica :
“El nitro contiene en potencia un fuego elemental del que el aire que pasa a través suyo cuando está diluido lleva consigo porciones de partículas”.
Grimaldy en sus memorias señala algo semejante sobre el nitro:
“La sal nitro es un imán que atrae incesantemente una sal similar del aire, lo que lo hace fecundo y vivificante ..... Esta unión de lo superior y lo inferior no es una fantasía ... Si bien lo que los filósofos dicen sublimemente sobre Nitro es cierto, al mismo tiempo debe admitirse que se refieren a un Nitro Air, que es atraído como la sal más blanca que la nieve por la fuerza de los rayos del sol y la luna por un imán que atrae el espíritu Invisible; esa es la magnesia de los filósofos. Es el agente con el que componen su disolvente, o mercurio filosófico, el que abre la mezcla hasta su centro ".
Pero compitiendo con el nitro, muchos alquimistas optaron por el tártaro del vino, el llamado “gran rival” del nitro. Esta sal, que se extrae de las cenizas de las plantas calcinadas, forma un carbonato de potasio. Y tenía algunos argumentos que la hicieron interesantes a los artistas que la trabajaron.
Primeramente, el tártaro puro, tiene abundante carbonato de potasio y es una derivación de vino, y , por tanto, la gran invención de un Dios: Baco. Es también una quintaesencia solar natural.
Por otro lado, esta sal es higroscópica: puede disolverse por si misma, formando el aceite de tártaro por deliquio, si se expone en la noche primaveral.
Ahora bien, dejando de lado materias sólidas o sales, Orthelius, en su comentario al texto del Cosmopolita, nos enseña un nuevo método.
Se encuentra en el capítulo quinto, titulado" Sobre la atracción de las aguas aéreas ... ".
Se trata de un curioso artilugio apoyado en una ventana que por la noche atraería el espíritu y lo coagularía gracias a una diferencia significativa de temperatura.
Una especie de artefacto de Bacstrom. Este mismo:
Es decir, los intentos de un primitivo deshumificador.
Ahora bien, ¿qué imán conviene?. Creo que en este sentido, mi entrevistado Rikveda, nos ofreció el mejor imán del mundo explicado en mi libro en cuestión. Restará saber si algún otro llega a estar a su altura.
Por cierto, ayer visité a Rik en su casa. Lo que me mostró fue tan significativo que echó por tierra todas mis especulaciones respecto a no trabajar según sus enseñanzas.
Le expuse mis razonamientos sobre lo que pensaba hacer para formar el Agua ígnea, o Mercurio Filosófico, pero se echó a reír, y como toda respuesta me invitó a ver algo extraordinario en su laboratorio que confirmaría todo cuanto me contó.
Me dijo estas palabras que no olvidaré:
Puedes tener todos los imanes que quieras. Incluso los puedes poner en frasquitos con etiquetas, este es imán de sal nitro, este es imán de tierra formada de fermentar rocío, este es imán de tártaro, este es imán de antimonio, y así una larga fila de frasquitos todos muy prolijos. Pero no te servirá de nada. Un imán de las sales que quieras utilizar son sales especificadas en un reino determinado y por lo tanto no tienen el poder del microcosmos para el giño al macrocosmos. Te lo voy a explicar para que lo entiendas mejor. Si debes sintonizar una radio debes saber en qué estación se encuentra y solo sintonizarás y oirás música cuando el dial esté en esa estación. Necesitamos sintonizar con el espíritu del mundo y para esto cualquier sal no nos sirve, haría un ruido blanco como una radio mal sintonizada. Es nuestro imán, el único que vibra con el alimento de vida del aire y es el más perfecto creado por Dios el que necesitamos si queremos extender nuestra vida más allá de los límites temporales.
Me dijo más cosas, pero creo que es suficiente.
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