Haciendo una vigilancia del contenido de Internet, me encontré en este enlace con una curiosa receta que les comparto, para que cada quien saque sus propias conclusiones, y más si leyó Los frutos de la montaña de los filósofos, cuando hablo de lo mismo y doy detalles operativos más precisos.
Es curioso observar que Saturno tiene una concordancia con el Planeta, cuando se lo trabaja como corresponde. El antiguo, sin telescopios, bajaba a la tierra lo que estaba en el cielo.
Ahora, sin más, les dejo el texto sobre Saturno y su reanimación.
LA REANIMACION DE SATURNO
Canseliet experimentó en su juventud el procedimiento particular sugerido por Vigenére.
El plomo debe ser mantenido en sobrefusiĂłn durante mucho tiempo, es decir, hasta que, suficientemente alimentado por el fuego, el grano fijo de algĂşn modo pueda ser aislado.
El grano fijo del plomo es su elemento esencial, el nĂşcleo desprovisto de sus impurezas. La tĂ©cnica utilizada para aislarlo está emparentada con el arte del experimentador, del que hablaremos en otro capĂtulo.
A propĂłsito de la sobrefusiĂłn, hay que señalar que la del agua, tan extraña, fue estudiada en 1954 por el profesor H. Bortels, director del Instituto de BacteriologĂa de BerlĂn-Dahlem. Él constatĂł que Ă©sta no es en absoluto un hecho de la casualidad, y que se encuentra en estrecha relaciĂłn con el descenso de la actividad magnĂ©tica terrestre, y de la presiĂłn atmosfĂ©rica.
Para impedir la oxidación del plomo, Vigenére propone el mercurio y su muy venerado biocloruro, pero Canseliet llegó al mismo resultado con un reductor mucho más simple: El carbón de leña pulverizado.
El plomo del discĂpulo de Fulcanelli provenĂa de una vulgar corona de tuberĂa de gas. El grano fijo que extrajo de ella, hermoso Ă©xito de laboratorio tras un espantoso trabajo, fue proyectado sobre mercurio normal, y dio 100 granos de oro puro.
Dice VigenĂ©re en su TraictĂ© du feu du sel, ParĂs, 1618:
"...aquel que quiera tomarse la paciencia de cocer plomo a fuego ordenado y continuo que no exceda su fusiĂłn en modo alguno, es decir, que el plomo se conserve ahĂ siempre fundido, añadiendole una pequeña porciĂłn de plata viva y de sublimado para que no se calcine ni se reduzca a polvo, comprobará, al cabo de un tiempo, que Flamel (Nicolás) , no ha hablado frĂvolamente al decir que el grano fijo contenido en potencia en el plomo se multiplicarĂa y crecerĂa..."
La acciĂłn de la temperatura sobre la estructura cristalina de los metales es un fenĂłmeno muy conocido (recocciĂłn, temple, etc); veamos ahora tres lĂneas extraĂdas del PrĂ©cis de Chimie de Raymond Quelet, ParĂs, 1952:
"Si durante un tiempo bastante prolongado se mantiene el metal a una temperatura bastante elevada (pero inferior a su temperatura de fusiĂłn) se produce un aumento del grosor de los cristales"
No es descabellado lo que se plantea, y para más información, les recomiendo mi libro donde incluyo una traducción de Jean Dubuis sobre el tema (Collectanea Chemica), y además, la parte 3 de la Cadena Dorada de Homero, y el tratado de la Piedra Filosofal de Hollandus.
El resto, corre por cuenta de cada uno.
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